Cuando sientes en unidad no es necesario analizar; cada brizna de hierba ocupa su lugar.
Y así, al descansar la mente racional, la intuitiva se fusiona al corazón y éste es una fuente, una fuente de luz inagotable.
Tu corazón transmite a los patrones genéticos de todos los seres el amor por la evolución.
Éstos acompañan al planeta en la ascensión generando aquí y ahora una consciencia estelar de innumerables vórtices conectados a la intensidad e información necesarias para convertir el alma de esta tierra en un tapiz lumínico.
Un tapiz que se proyecta en diversas direcciones simultáneamente enviando señales de exploración hacia varios universos. Los atraviesa y fecunda dejando en ellos una impronta que será utilizada por conciencias galácticas dispuestas a colonizar estos universos, los cuales resonarán con lo aquí creado. Especialmente, con su diversidad. Reconfortarse en la diferencia, rendirse a ella, es la llave para activar la fuerza de este planeta.
Tú eres la fuerza de un diamante brillando en todo lo que es. Y así es que llevas en ti la bendición de Lemuria.
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