Nuevo mundo
Primera parte
Un día de estos,
estaremos todos juntos.
Un día de estos, solo
habrá alegría en cada momento.
Un día de estos,
encontraremos la unidad a la vuelta de la esquina.
Y nos amaremos, sin
disfraces, sin timidez, con el coraje de un caballo salvaje, con la dulzura de
un oso al nacer.
Un día de estos, se
acaban los días, se termina el tiempo contado.
Y no habrá más
amaneceres… El tiempo será un continuo, un continuo presente alimentado por la
luz que has generado.
Un día de estos, floreces,
y reparas en que, a tu alrededor, todo ha cambiado… Solo llegado el momento la
flor se abre, y entonces es fácil para ella…
¡Disfruta de la espera!
Justo antes de salir
el sol observas el horizonte, sentada bajo las estrellas, cobijada en un manto…
es un momento espectacular. Hace frío, pero las pequeñas luces de los astros
lejanos son la certeza de que la luz existe, y de que va a llegar.
Aprende de la espera,
viviendo este momento como absolutamente espectacular.
Es la primera vez que
ves este amanecer.
Es una suerte esperar
por el amado, porque eso significa que el amado existe.
Alégrate, pues, por la
espera. Ella da sentido a la vida.
A lo largo de estos
días, y cerrando ahora el trabajo, fueron activados en ti trece niveles de
conciencia sagrada.
Trece formas de luz
que cada vez que respiras se convierten en amor al contacto con la vida.
Lo divino está
completamente enamorado de la vida, y a través de ti alcanza el éxtasis.
Las formas de luz que
fueron activadas en ti, se resumen en tres líneas verticales a lo largo del eje
central de cuerpo, que abarcan desde las rodillas hasta el espacio por encima
de la cabeza. Son las estructuras mentales, la parte más rígida de todo el
sistema.
En cada una de estas
líneas verticales se acoplan otras dos líneas en forma de espiral (seis
espirales en total); tres de estas espirales están conectadas a lo emocional y
las otras tres a lo físico.
Este eje central
iluminado es abrazado por tres círculos: abajo, arriba y en el centro. Son tus
tres aspectos espirituales.
Una esfera, el
principio divino, abarca la figura entera, concentrando la luz en ella.
Es tu cuerpo de luz
para la nueva era, activado en un nivel sutil, como los primeros rayos del sol,
cuando está naciendo… y que se intensificará gradualmente.
El sistema de luz es
el motor para alimentar la apariencia física, que será bastante mayor que la
actual, no solo en tamaño, sino también en intensidad lumínica.
Aunque seáis mayores,
vuestra capacidad de autosuficiencia hará que dejéis de comportaros como
depredadores y paséis a ser generadores, capaces de sustentaros en la vida a
través del impulso amoroso.
Una vez que deis el
salto, el nuevo día ya no terminará, porque la evolución no se destruye. Desde
esa autosuficiencia para crear a través del amor, creáis todo un mundo, y
ganáis el respeto de todo cuanto os rodea. Cuando dejáis de devorar vuestro
ambiente, porque sois capaces de generar desde dentro cuanto necesitáis, los
seres a vuestro alrededor no se sienten en peligro y son accesibles para
vosotros, colaboran con vosotras, porque el amor lo une todo.
Despediros
cariñosamente de lo oscuro, del mundo que termina. La salida del sol en el
nuevo mundo será eterna. Percibir los últimos tiempos de la dualidad que vivís
ahora, tal como antes se dijo, como el momento anterior al amanecer: es el
momento más frío, pero ese frío anuncia la llegada del calor.
Disfrutar del
recogimiento de esa oscuridad. Practicar la compasión hacia los seres que no
acompañan el proceso de iluminación. Esa compasión les acompañará en sus
próximas vidas, en algún otro lugar.
Ya siento el abrazo de
vuestras almas al llegar.
Ya siento la llegada
de la fraternidad a este lugar.
Son necesarios años
para que esto suceda, pero eso es solamente un latido en el corazón del mundo,
que ha vibrado desde hace millones de años en la dualidad.
Vosotras no veréis ese
momento en el cuerpo físico actual. Tampoco serán vuestros hijos o vuestras
nietas quienes experimenten el mundo en paz.
Faltan algunas
generaciones para que eso suceda. Pero eso no es nada, no supone nada cuando os
conectáis al amor.
Cada vez que os abrís
al amor incondicional, se llena vuestro ser, y el tiempo ya no existe.
Experimentar esto a lo
largo de la vida. Esos momentos de eternidad son una joya en la dualidad que
habitáis, y una pista de lo que está por venir.
Cuando os muráis en el
cuerpo físico, el amor que hoy sentís os guiará en la trascendencia hacia una
conciencia en la que ya no hay reencarnación. Esperas en una nube de
conciencia, en la cual sucede una alquimia entre las almas que allí están.
Reconoceréis a algunos
que ya conocisteis en esta tierra, y a otros que, aunque no hayáis conocido,
sentiréis como profundamente familiares. Todos ellos son partes de ti, un
conjunto en el que dejáis de ser partes para fundiros en la unidad de una nueva
alma.
Esta nueva alma reúne
a ochenta y uno de los que ahora entienden como individuos. Ochenta y un almas
antiguas forman una nueva alma para el renacimiento del planeta.
En ese estado más allá
de lo físico, en esa nube de conciencia, sucede la alquimia que une las
diferentes almas. Se gana una conciencia de interacción entre las diferentes
partes de esa alma para que, llegado el momento de instalarse en la tierra, exista
una coherencia y madurez en el nuevo ser que nace.
Ese proceso de espera
en el otro lado, mientras este mundo se transforma y purifica, es el comienzo
de una nueva aventura que no podéis ni imaginar.
Considerar la muerte
como vuestra amiga, vuestro guía. Mientras estéis dispuestos a enfocar la vida
en dirección al amor, entonces la muerte también os guiará en esa misma
dirección amorosa.
Cada una de tus
meditaciones es una semilla, un rayo de sol creando un nuevo mundo.
Y vuestra muerte
física será vuestra gran meditación antes de renacer en un nuevo mundo.
Os hablo desde el
futuro. Cuanto se dice aquí ya sucede en este momento, porque en la quinta
dimensión, en la conciencia del amor, no hay tiempo tal y como hoy lo
entendéis. Y el nuevo planeta ya existe en ese nivel de conciencia amorosa:
solo espera vuestra intención y la madurez de vuestra alma para que podáis
identificaros con ese nivel de conciencia, con esa nueva tierra. Entonces no
será necesario ningún esfuerzo para que suceda.
Ya estamos allí, del
otro lado del velo, viviendo en armonía, creando abundancia, como fuentes de
vida que somos. Nosotras mismas, desde ese otro nivel de conciencia, nos vemos
en este otro nivel más denso.
Enviamos lágrimas y
esbozamos sonrisas al vernos en esta circunstancia.
Nuestras propias
lágrimas de amor, nuestras sonrisas cómplices, son el manto que nos acoge en la
meditación y que nos permite sentir un poco de ese mundo en el cual viajamos
ahora. Cada uno de esos momentos en los que nos sentimos en brazos de algo
mayor que nosotras, vislumbramos quiénes somos realmente.
Os acerco ahora la más
profunda bendición, el abrazo en el cual podéis sentiros comprendidos y firmes
en la certeza de que aquí, ahora, todo es amor, todo es amor.
Meditación grupal, 25 de agosto de 2012 en 4ventos (Portugal).
Mensaje transmitido por Alberto Saiz Rodríguez