Amigos
y amigas,
Imaginando
el espíritu como una playa y nosotros la arena, expuestos al viento y el agua,
sol tierra sol... Siempre en la playa, suceda lo que suceda estamos en el
hogar. Tal vez ahora nos hallamos bajo capas de arena, inmovilizados. Perder la
libertad de movimientos puede conectarnos a lo esencial: somos granos de arena.
No se espera que salvemos la playa. Tampoco hemos sido expulsadas de ella. Un
grano de arena es durísimo y extremadamente brillante; nos parecemos al
espíritu. Quizás sea el momento para acercarse a ese brillo interior. Y
desatender un poco lo que brilla fuera. Lo necesitamos ahora. Podemos salir de
esta experiencia más cercanos a la libertad de Ser. La libertad de actuar
acorde a lo que se es. Una acción sencilla, silenciosa y alegre.
Hay
quien se está yendo con el océano, al más allá… ¡que las corrientes sean
amables! Nos encontraremos de nuevo.
Continuamos
meditando juntas en este “retiro”. ¡Mucha inspiración!
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