Hola amigos y amigas en el espíritu,
Es interesante estar en la piel estos días en que
nuestras pieles están aisladas de otras pieles. Desapegarse continúa siendo un
valor en el que crecer durante la cuarentena. Desde esa levedad se abre la
percepción de otra piel, una piel metafísica que une lo vivo y lo eterno. Es un
límite que nos separa de la conciencia de inmortalidad y también es un órgano
que ofrece sensaciones de trascendencia.
Numerosas personas están desencarnando en estos días,
a menudo sin contacto con sus seres queridos y en un entorno traumático.
Dedico parte de mi meditación a escuchar esa “piel”
que me vincula a la vida eterna. Activar esta conciencia genera una energía de
apoyo al tránsito pacífico de quienes están partiendo; que el desapego active
la piel del ser inmortal en el que estamos, todas y todos. Es diminuto este
gesto, pero también me parece necesario. Si resuenas, pon esta intención
también en tu práctica espiritual.
Todo el amor con quienes están muriendo, y con quienes
están cuidando.
Mientras tanto la primavera sucede, en las hojas de
los árboles y en cada célula del cuerpo. ¡También estamos naciendo!
Un abrazo,
Alberto
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