viernes, 14 de septiembre de 2012

Nuevo mundo (Primera parte)

Nuevo mundo
Primera parte

Un día de estos, estaremos todos juntos.
Un día de estos, solo habrá alegría en cada momento.
Un día de estos, encontraremos la unidad a la vuelta de la esquina.
Y nos amaremos, sin disfraces, sin timidez, con el coraje de un caballo salvaje, con la dulzura de un oso al nacer.
Un día de estos, se acaban los días, se termina el tiempo contado.
Y no habrá más amaneceres… El tiempo será un continuo, un continuo presente alimentado por la luz que has generado.
Un día de estos, floreces, y reparas en que, a tu alrededor, todo ha cambiado… Solo llegado el momento la flor se abre, y entonces es fácil para ella…
¡Disfruta de la espera!


Justo antes de salir el sol observas el horizonte, sentada bajo las estrellas, cobijada en un manto… es un momento espectacular. Hace frío, pero las pequeñas luces de los astros lejanos son la certeza de que la luz existe, y de que va a llegar.
Aprende de la espera, viviendo este momento como absolutamente espectacular.
Es la primera vez que ves este amanecer.
Es una suerte esperar por el amado, porque eso significa que el amado existe.
Alégrate, pues, por la espera. Ella da sentido a la vida.


A lo largo de estos días, y cerrando ahora el trabajo, fueron activados en ti trece niveles de conciencia sagrada.
Trece formas de luz que cada vez que respiras se convierten en amor al contacto con la vida.
Lo divino está completamente enamorado de la vida, y a través de ti alcanza el éxtasis.

Las formas de luz que fueron activadas en ti, se resumen en tres líneas verticales a lo largo del eje central de cuerpo, que abarcan desde las rodillas hasta el espacio por encima de la cabeza. Son las estructuras mentales, la parte más rígida de todo el sistema.
En cada una de estas líneas verticales se acoplan otras dos líneas en forma de espiral (seis espirales en total); tres de estas espirales están conectadas a lo emocional y las otras tres a lo físico.

Este eje central iluminado es abrazado por tres círculos: abajo, arriba y en el centro. Son tus tres aspectos espirituales.
Una esfera, el principio divino, abarca la figura entera, concentrando la luz en ella.

Es tu cuerpo de luz para la nueva era, activado en un nivel sutil, como los primeros rayos del sol, cuando está naciendo… y que se intensificará gradualmente.


El sistema de luz es el motor para alimentar la apariencia física, que será bastante mayor que la actual, no solo en tamaño, sino también en intensidad lumínica.

Aunque seáis mayores, vuestra capacidad de autosuficiencia hará que dejéis de comportaros como depredadores y paséis a ser generadores, capaces de sustentaros en la vida a través del impulso amoroso.

Una vez que deis el salto, el nuevo día ya no terminará, porque la evolución no se destruye. Desde esa autosuficiencia para crear a través del amor, creáis todo un mundo, y ganáis el respeto de todo cuanto os rodea. Cuando dejáis de devorar vuestro ambiente, porque sois capaces de generar desde dentro cuanto necesitáis, los seres a vuestro alrededor no se sienten en peligro y son accesibles para vosotros, colaboran con vosotras, porque el amor lo une todo.

Despediros cariñosamente de lo oscuro, del mundo que termina. La salida del sol en el nuevo mundo será eterna. Percibir los últimos tiempos de la dualidad que vivís ahora, tal como antes se dijo, como el momento anterior al amanecer: es el momento más frío, pero ese frío anuncia la llegada del calor.

Disfrutar del recogimiento de esa oscuridad. Practicar la compasión hacia los seres que no acompañan el proceso de iluminación. Esa compasión les acompañará en sus próximas vidas, en algún otro lugar.


Ya siento el abrazo de vuestras almas al llegar.
Ya siento la llegada de la fraternidad a este lugar.

Son necesarios años para que esto suceda, pero eso es solamente un latido en el corazón del mundo, que ha vibrado desde hace millones de años en la dualidad.
Vosotras no veréis ese momento en el cuerpo físico actual. Tampoco serán vuestros hijos o vuestras nietas quienes experimenten el mundo en paz.
Faltan algunas generaciones para que eso suceda. Pero eso no es nada, no supone nada cuando os conectáis al amor.
Cada vez que os abrís al amor incondicional, se llena vuestro ser, y el tiempo ya no existe.
Experimentar esto a lo largo de la vida. Esos momentos de eternidad son una joya en la dualidad que habitáis, y una pista de lo que está por venir.
Cuando os muráis en el cuerpo físico, el amor que hoy sentís os guiará en la trascendencia hacia una conciencia en la que ya no hay reencarnación. Esperas en una nube de conciencia, en la cual sucede una alquimia entre las almas que allí están.
Reconoceréis a algunos que ya conocisteis en esta tierra, y a otros que, aunque no hayáis conocido, sentiréis como profundamente familiares. Todos ellos son partes de ti, un conjunto en el que dejáis de ser partes para fundiros en la unidad de una nueva alma.
Esta nueva alma reúne a ochenta y uno de los que ahora entienden como individuos. Ochenta y un almas antiguas forman una nueva alma para el renacimiento del planeta.
En ese estado más allá de lo físico, en esa nube de conciencia, sucede la alquimia que une las diferentes almas. Se gana una conciencia de interacción entre las diferentes partes de esa alma para que, llegado el momento de instalarse en la tierra, exista una coherencia y madurez en el nuevo ser que nace.
Ese proceso de espera en el otro lado, mientras este mundo se transforma y purifica, es el comienzo de una nueva aventura que no podéis ni imaginar.
Considerar la muerte como vuestra amiga, vuestro guía. Mientras estéis dispuestos a enfocar la vida en dirección al amor, entonces la muerte también os guiará en esa misma dirección amorosa.
Cada una de tus meditaciones es una semilla, un rayo de sol creando un nuevo mundo.
Y vuestra muerte física será vuestra gran meditación antes de renacer en un nuevo mundo.


Os hablo desde el futuro. Cuanto se dice aquí ya sucede en este momento, porque en la quinta dimensión, en la conciencia del amor, no hay tiempo tal y como hoy lo entendéis. Y el nuevo planeta ya existe en ese nivel de conciencia amorosa: solo espera vuestra intención y la madurez de vuestra alma para que podáis identificaros con ese nivel de conciencia, con esa nueva tierra. Entonces no será necesario ningún esfuerzo para que suceda.
Ya estamos allí, del otro lado del velo, viviendo en armonía, creando abundancia, como fuentes de vida que somos. Nosotras mismas, desde ese otro nivel de conciencia, nos vemos en este otro nivel más denso.
Enviamos lágrimas y esbozamos sonrisas al vernos en esta circunstancia.
Nuestras propias lágrimas de amor, nuestras sonrisas cómplices, son el manto que nos acoge en la meditación y que nos permite sentir un poco de ese mundo en el cual viajamos ahora. Cada uno de esos momentos en los que nos sentimos en brazos de algo mayor que nosotras, vislumbramos quiénes somos realmente.


Os acerco ahora la más profunda bendición, el abrazo en el cual podéis sentiros comprendidos y firmes en la certeza de que aquí, ahora, todo es amor, todo es amor.

Meditación grupal, 25 de agosto de 2012 en 4ventos (Portugal).
Mensaje transmitido por Alberto Saiz Rodríguez

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