Sería buena idea hablar diferente en los días festivos.
Hablar palabras pétreas. Pronunciar calladas piedras.
Sentir que los sentidos rebotan. Y regresan al inicio.
Caminar largas veredas de frases sinuosas. Enfrascarnos en diálogos nocturnos que escarben el cielo.
Encontrarnos en un punto en el que nadie coma. Exclamarnos suavidades.
Y así, sucesivamente, unos puntos suspensivos hasta alcanzar la palabra cierta.
¿Qué es el amor?
Sería buena idea no resignarse a solo hablar. Sería el momento para detenernos. En el epicentro de la magia hay un diccionario que se muestra cuando escuchamos. Y nos enseña a comunicar desde 0.
Nos bienvenimos en la meditación, silenciándonos para hablarnos en un lenguaje nuevo. Alguna lengua fraterna. Creadora del mundo nuevo y viejo. Cuanto necesitamos ya está aquí y ahora, plenamente vivo. Meditemos.
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